Toda la voz del ocaso se la lleva la noche y no regresa hasta los latidos de la madrugada
La bruma de las sombras desdibuja la pequeña tarde en los espejos sucios de tanta mentira
Se caen las nubes sobre la mañana en forma de lo que más se extraña
Tanto soñar al calor del mediodía con la voz cálida de la bienvenida ciega de cada momento nuevo que se vuelve sabio y loco
Tanto tiempo sin palabras.
Germán Diego
México.
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