jueves, julio 17, 2008

Desatado II

Capitulo II

Coyolxautli

Sigue del capitulo I
Cuando me flanquearon dos indigentes con las ropas sino sucias muy desgastadas y rotas, siempre he sido muy huraño y también muy de que no me gusta que en el metro principalmente no me toque nadie, soy un poco territorial con mi espacio, me empece a sentir incomodo con esos dos cuates que se me acercaban aveces tan cerca con tanto espacio de sobra, estube a punto de decirles que se me separaran pero decidí caminar mas rápido.

En la estación pantitlán ya mis pasos eran tan rápidos que la gente a mi alrededor se quitaba de mi camino por intuir que llevaba algo de prisa, los tipos no hablaban ni entre ellos, pero al igual que yo también parecían escapar o querer alejarse de algo.

Al abordar el vagón del metro me sentí un poco aliviado, puesto que casi no hay asaltos y solo se pierde el dinero por obra de los carteristas, respiré hondo barias veces, susurrando me a mi mismo, ya ya paso, esta paranoia que sentía desde aquel atraco me estaba vendando los ojos para darme cuenta de una aplastante realidad, los tipos estaban a mi lado pero no me veían, observaban con impaciencia alrededor mio como hurgándome la sombra, serré los ojos un poco y me decidí a actuar de una vez por todos al momento de abrirlos y al mismo tiempo el tren empezar a moverse, capte algo de lo que no entendía, la gente del vagón al parecer no los podía ver, actuaban como si nada, de hecho un tipo casi tropieza con uno de ellos en cual hizo un movimiento fabulosamente hábil y rápido para esquivar al usuario del metro, también note algo de lo que ya me estaba acostumbrando, uno de ellos entendió que yo también los podía ver y se lo comunico al otro, me miraron fijamente a los ojos y yo me hice un poco el loco, total si piensan que no los puedo ver a lo mejor se desaparecen, uno de ellos era muy pequeño era de tez amarilla pálido y el otro era blanco pálido y ojeroso un poco mas alto que el anterior pero lo que me llamaba la atención es que la ropa se veía fina pero desgastada, parecía ropa de fiesta mas bien dicho, color blanca pero no sucia, ni olorosa.

Pasaron dos estaciones y yo seguía haciéndome el que no veía ni oía, la realidad es que el bajito le repetía a otro a cada rato, estoy seguro que nos ve, al momento que el mas alto le respondía un poco enfadado y a la vez muy sereno, eso es ¡¡imposible!!.

a la tercera estación y casi al instante de que el conductor cerrara las puertas entraron como de rayo y de una forma espectacular, otros dos tipos de blanco uno con las ropas mucho mas rasgadas que los primero dos y el otro con la ropa manchada, como ya me había percatado la gente no se entero en lo mas mínimo de que dos nuevos personajes de estos habían abordado el tren, se vieron y se conocieron y los dos que estaban a mi lado caminaron unos cuantos pasos para reunirse con los recién llegados, mi mirada esta perdida en la avenida en sentido contrario del transito paralela al trayecto del la linea "A " del metro pero de reojo podía ver que un poco se sentían aliviados, hablaban muy bajo pero alcance a oír que uno de ellos decía, creo que los perdimos pero en cualquier momento regresaran, esto no puede seguir así, preferiría seguir sometido que esto, la verdad ya me esta resultando insoportable e imposible la carga de tensión y lucha.

Al llegar de nuevo a la estación Sta. Martha, me gano el miedo, no entendía nada, salí del vagón disparado al verlos todavía en plena platica a los cuatro individuos que aparentemente nadie veía solo yo, corrí por el anden hasta las escaleras que van hacia arriba y convergen en un vestíbulo gigante que va a dar a los torniquetes de salida al paradero de colectivos a diferentes puntos, al pasar por el torniquete de salida lo pase tan rápido y por arriba que el policía me grito, ¡Oye cabrón! debes de hacer girar el torniquete, al voltear ellos corrían detrás de mi como a siete metros de distancia, por el pasillo que me llevaría a la la letra "C" del paradero a donde salen las combis a la colonia donde vivo, de vez en vez volteaba a cada vuelta y los tipos me seguían estrictamente a la misma distancia, al bajar las escaleras, decidí bajar los escalones de dos en dos y así lo hice cuando solo me faltaban 7 u ocho decidí saltar al piso y cai en cuclillas pero me incorpore en fracciones de segundo, aborde la combi y solo faltaba una persona para que se llenara, de pronto todos ellos estaban de pie agachados por el tamaño de transporte en medio de todos, yo estaba sollozando y respirando hondo de cansado y los veía incrédulo de lo que sucedía, no notando de mi parte que el único que llamaba la atención allí era yo mismo por mi actitud de parecer huir de algo sin contar que las miradas eran muy directas hacia ellos que de paso la gente ni enterada que estuvieran ahí mismo.

perdón por las faltas de ortografía.




voy al banco apagar el fon y regreso.........

Escrito por: Germán Diego.


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